lunes, 20 de enero de 2014

¿DÓNDE QUEDÓ EL ENCANTO?




Recordaba antiguas navidades, donde el encanto radicaba en decorar mi hogar: nacimiento aquí, cesta de piñas allá, aromáticos centros de mesa, velas por doquier, y el árbol, dominando el lugar con su altura de dos metros, henchido de adornos, casi todos, elaborados por mis manos.  Escuchando música decembrina de villancicos españoles, por mis raíces; gaitas y aguinaldos, por mi adopción venezolana y relleno de música tradicional anglosajona, por querencias ya lejanas.  Sentaba en el centro del lugar, envolvía regalos con papeles y cintas multicolores.  Bebía ponche planificando la cena de Nochebuena, y respiraba profundamente el aire fresco de la temporada, el que  barría el cielo de nubes y dejaba brillar un tímido sol.

Han pasado muchos años desde entonces, quizás más de veinte, aún resplandece el mismo sol.  Todos se han hecho mayores, ya no hay niños correteándonos. Sólo existe el recuerdo de aquellas navidades que ahora no fulguran.  Este 24 en la noche, como desde hace tiempo ya, cenaremos en silencio mi marido y yo. La tele mostrará imágenes vocingleras,  nos sentaremos un rato frente a ella y nuestros gatos se nos unirán.   A las 10 un beso de buenas noches, nos acostaremos: mi marido, mis gatos y yo.


Tere Casas ©2013