ATERCIOPELADA
Admiro
su tez. El color y el fino vello que le
recubre. Mis sentidos se disparan y
alcanzan cimas insospechadas. Inmóvil me
mira y no observa mi mirada atenta a esa abertura que se deslumbra en cierta
lejanía. Sudo y mis manos tiemblan solo
de pensar a que sabrá tanta exquisitez.
Dulce es. En su centro percibo la
dureza de un corazón labrado en los pliegues de su carne.
© Tere Casas del libro SORBETE DE PARCHITA 2021